
Al llegar a la milonga bajo tierra
los atrios de su júbilo se abrieron,
luces y estrellas radiantes
a sus ojos abatieron.
Notas de perdurables sinfonías
abordaron sus oídos
como estallidos en primavera
de árboles floridos.
Las galas, los atavíos
todo encandilaba a nuestra heroína
que oprimía el brazo de su acompañante
cuando accedía a su marquesina.
Con un barniz inusual
sus zapatitos impacientes
pretendían subir al cielo
en piruetas ascendentes.
Los amigos llegaron como olas
con abrazos espumosos,
los virtuosos azuzaron la pista
en órbitas y ribetes sinuosos.
Sorteando las alambradas
de su henchido corazón
Laurita se introdujo en los sones
como reina del espléndido salón.
1 comentario:
Preciosa entrada.
Entré a tu blog porque me llamó mucho la atención del título "Rumor de hojas de otoño", soy una amante de esa estación :)
Saludos compañera bloguera!
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